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sacanueces

T680 (TODO DE MI ES MALO NEGRO...)

(“Todo en mi es malo, negro, pútrido, nauseabundo, que los ángeles se alejan con terror”)

Me fui encerrando entre las paredes del invierno.

Tan de golpe perdí tus ojos, tu mirada de tiempo, tu mirada amanecida junto a mi, que sentí el hielo en la nuca y a la muerte besándome los pies.

Parece que fue ayer que te decía –te quiero –y hoy te he puesto en la huella del olvido.

 

Siento ser el río que se seca, inevitable destino cenagoso.

¿Porqué vacié septiembre de mariposas?

¿Porqué sangré los vidrios y cerré la puerta?

¿Porqué vacié septiembre de tus manos y de tus ojos?

Hay un relámpago de águilas castigando mis costillas,

látigos de plumas laceran mis sueños.

¡Ay de ti amigo si me has rozado! te convertirás en una esfinge de sombra.

¡Ay de ti amiga si me has besado! puta te harás y en una plaza colgarán tu osamenta, para que los buitres, babeantes sus picos, comiencen el festín de la carroña.

(“Todo de mi es malo, negro, pútrido, nauseabundo, que hasta la lepra vomita a mi pasar”)

Fui encerrándome entre las paredes del invierno,

quitándome la boca, de ella tus besos; los ojos, de ellos tus pechos,

quitándome los sueños con tu nombre,

me quité los brazos y las alas,

me arranqué tu piel y el templado sonido de tu alma,

esas ramas de ciprés que me cobijaban.

Agonizo de vos,

de tu desarraigo de mi pecho,

de esa endemoniada cordura de haber abandonado tus ojos a la deriva,

como indefensos pétalos en el torbellino de la vida,

por esa vil torpeza de no haberte reconocido parte de mis entrañas.

Tu vacío me des-vida, me sangra lentamente cada lágrima;

una gota de sangre que se estalla, una de sudor que se seca, una de sal que

salta al suicidio de la nada donde estaba tu boca.

¡Me des-vida, me des-vida!

(“Todo en mi es malo, negro, pútrido, nauseabundo, que hasta las puertas del infierno me han cerrado”)

En este huaico de paredes de invierno fui encerrándome,

huesa de hielo,

de muerte sin sentido.

Sin el recuerdo de la hamaca bajo la magnolia,

de tu boca apretándose a la mía,

de los campos de nardos,

del agua del arroyo lento que en los charcos se quedaba somnoliento

antes de seguir con su perezoso destino.

 

Acá, en este huayco,

aturdido por mi mismo,

por el campanario enloquecido de mi conciencia,

des-viviendo,

quitándome el pulso de encima,

tirando el tiempo,

arrepentido como el último grito en el abismo.

 

Acá, sin poderlo evitar me disgrego,

voy palpitando en esta últimas gotas de tinta que quedarán en el cuaderno,

palabras ya vacías,

secas,

sólo imágenes sin sangre,

contornos que alguna vez fueron parte de una vida en explosión.

 

(“Todo de mi es malo, negro, pútrido, nauseabundo, que hasta Dios se muerde los labios para no perdonarme”)

 

2 comentarios

AlmaTurkesa -

Intenso Poeta, tu talento brilla en la oscuridad aunque estes entre sollozos y lamentos...

Todo en vos es riqueza, es sensibilidad al extremo, es poesía y arte

veruska -

es indescriptible tanta pasión marcada en estas letras
belliima obra