XX483 GANAS DE GRITAR
“acaricio una piedra y acaricio el mundo”
sacanueces
dejo de acariciar la piedra
me siento al lado del río
-todo tan silencioso-
lo veo correr imperturbable
como con una idea fija
como con una urgencia única, fija
ir, ir e ir
va, siempre va al mismo lugar
donde por fin se vierte, se diluye
no se pregunta por otros ríos
ni por su cauce ni por sus peces si está muertos o vivos
va callado replicando la huella de su destino
como una extensa letanía, procesión de lágrimas
ejércitos de lágrimas, ¡excedidas manifestaciones de lágrimas!
un llanto continuo y mudo
algo que nunca se dirá, pero ruedan por la mejilla del mundo
-todo tan silencioso-
sentado acá, al lado del río
ya sin acariciar la piedra ni el mundo
mirando el río y mis pies
mirando mis dedos moverse lentamente
acariciando esa tierra que piso
como se acaricia con dulzura la cabeza de un hijo
con regocijo en el alma por lo que vivo
siento en lo más profundo: cuanto tengo de río
y una lágrima me rueda como las del río mismo
tengo la certeza de que la vida mía
está inmersa en la huella de mi destino
y voy… y voy…
-todo tan silencioso-
mientras, en la margen de en frente del mismo río
dios, con un palo hurga las aguas, los destinos
juega sin mirarme ni prestarme atención
¡no me da ni cinco de bola!
pero me deja ver una tenue sonrisa de cristal
(como si todo lo supiera)
¿alguna vez estaremos de la misma orilla?- me pregunto
la respuesta cae con soberbia con otra pregunta: -¿para qué, si no existe?
pienso: que de existir… habría una sola orilla y nada más
-todo tan silencioso que me dan ganas de gritar-
2 comentarios
irene marks -
isabel llorca bosco -
Es para leer casi en silencio. Muy bueno, Francisco, y no tomes a mal mis repararos.
Isabel Llorca Bosco
Mis poetas contemporáneos