XX835 DARME CUENTA(de los infiernos prohibidos)
sobre el borde del día
en este andar nuevo juntando mis partes
en el extraño silencio de signos marcados
en un despertar aún más extraño de profundos sentimientos humanos
donde el alma se estremece de sólo pensarlo y la sangre desborda la bestia
agitando, así, cada instante de la vida
en este ahora donde esos raros vocablos que alguna vez fueron significantes
y ya son apenas palabras de una moda vacía e insulsa
del agobiante mundo sombrío que hace sombra y aplasta hasta agacharte
esos vocablos, decía, raros que dicen de: amores, amor, amantes
que son hoy raros porque vienen de los sentimientos más profundos del alma
y vuelven a significar, vienen desde las catacumbas
y que lo convierten a uno en un niño intrépido, atrevido
un depredador, un lobo al asecho…
(por eso, sólo por eso vuelven a significar)
en este andar, en este ahora, en el borde exacto de la vida
cuando todo parecía encontrar su cauce, el sendero sin tantas espinas
donde el sol ilumina nuestras miradas juntas y la luz es intensa
una pedrada, una mísera pedrada de este puto mundo que no da tregua
hace centro en mi garganta y me asfixia
siento el derrumbe, la debilidad arcaica, la carencia de mis fundaciones
siento el galope de la muerte y que me busca por los rincones
siento que mis días se caen de a trozos
que se me nubla la vista, que ciego voy quedando
que las sendas son un ato de espinas, filosas espinas, puntiagudas espinas
que hieren, que arrancan jirones, tremendas y dolorosas espinas
siento que pierdo el sentido, pierdo los sentidos
siento que mis catacumbas se inundan de mierda y lodo
y se rompe la magia de las miradas juntas
y los vocablos se enrarecen, traspiran hedor
siento que en los vahos se esparcen otra vez mis partes
más golpeadas, más sangrantes… que me desintegro a borbotones
y no sé cómo soportar tantos coágulos que me están apretando el alma
en este borde tan exacto, el del día, quisiera nunca haber estado
haber visto y conocido, haber sentido este tremendo paréntesis
de extraños y profundos sentimientos, de raros vocablos con significantes
donde las miradas se fundían y todo era un fluir hacia la intensa vida
porque ahora, fuera de él, sé el nombre exacto de donde habito:
la morada de belcebú, el infierno prohibido
y es ahí donde el mundo me cocina y me cocinaba vivo
por lo que fui, por lo que soy: un hombre bestial entre tantos muertos
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