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sacanueces

prosa y poesía

T 887 Caballos de agua

T 887  Caballos de agua caballos de agua lloran junto al río

sus lágrimas se disuelven como almas intrépidas

en un abismo de granizos y suicidios

y vos y yo

contemplándonos a los ojos como dos niños dormidos

dejamos caer la tarde

y que el otoño nos olvide

   tu mano junto a la mía

amiga mía

tiemblan como polluelos con frío

sin importarles ya

tiempos de cuervos y oscuros presagios

ni la buena ventura que deparará el día

o de la muerte su áspera espera

o que un cielo conjure maravillas

   tu mano junto a la mía

mi niña amiga

son la huella inmortalizada

el sello

la profundidad de las entrañas

la herida impresa

que abierta dejamos latiéndole a la vida

T 872 AMIGA MÍA (II)

T 872  AMIGA MÍA (II)

ya la lluvia

el viento

o el granizo

ya el silencio

los pájaros

y la tormenta

ya la noche

la muerte

los lobos

ya tus ojos

este desierto

este hablar de lejanías

hicieron de mi

la sombra seca del olvido

¡amiga mía!

mi destino

es una boya atada a un tiburón

que se sumerge inevitablemente

T871 LO DE SIEMPRE

T871 LO DE SIEMPRE

quiebra la mirada un rayo de hielo

un no me acuerdo

la lágrima oxida el alma

las entrañas se abollan contra el cemento

te haces un charco coccíneo de tu báratro

eres humo entre la gente

te diluyes

como que nunca exististe

ya eres nada

lo de siempre

T870 QUIZÁS NOSTÁLGIA

T870   QUIZÁS NOSTÁLGIA

todo es tan distinto

la luz de la mañana está lenta

como que los rayos de sol que por la ventana penetran

se adhieren débilmente a las cosas

y ellas apenas si lucen

hay cierta sensación de frío

frío que antes no notaba por los olores de la casa

los que daban calidez

los que nos abrazaban el alma

hay otros y no son feos ni malos

pero no son aquellos

son distintos

ni mis árboles

ni mis pájaros

ni mis silencios de río

ahora me embate el cemento

los sonidos

hierros y autobuses

y un delirio de gente a los alaridos

ya no tengo el niño entre las costillas

ni en la mirada fuego

ni en mis manos las tuyas

he perdido la voz

la que me hacía llegar a la madrugada

hoy callado

sólo espero cerrar los ojos pronto

y que aparezca otro día

aunque el mismo

tampoco tenga sentido

no invento estrellas

ni cuento cuentos

ni recito poesías

ni consumo tus ojos entre las velas

me dejo consumir

por las tetas

los culos

las sonrisas de vacas

la miseria humana

por el cajón idiota

que nos vende la vida

en barateces estúpidas

de autos caros

y hoteles de lujo

el corazón se ha vuelto caucho

y el alma espejismo

deambulo como un muerto

y por la inercia sobrevivo

quizás vejez

nostalgia

quizás sólo vacío

que me hace sentir

como un peso muerto e inevitable

lo distinto

T866 SIGILO, SILENCIO

T866  SIGILO, SILENCIO

Sigilo y silencio.

Te desprendiste de mi,

pero sentí que te arrancabas.

Te arrancabas como una cripta esculpida en el granizo,

que el eclipse del cielo en una terrible convulsión, rechazó.

Hay anchoas muertas en el paraíso

y así huele al historia.

Nuestra historia,

la que no se podrá contar ni repetir.

Cual es el camino que tomó la serpiente?

Cual es la cueva del dragón,

el que con el fuego de sus entrañas trató de purificarnos

y nos quemó las pestañas, los pelos del pubis y los mustios huesos del alma?

Quizás por desesperado

o por temor

o por el abandono y la abulia

que me consume en esta deriva de vino, pocilga y noche.

Quizás, decía, por eso pregunto,

porque no se cuando sucedió,

cuando no nos dimos cuenta

y ya flotábamos en lágrimas y desesperanza.

Silencio y sigilo.

Pero el ruido del hoy es atroz,

con sus muros,

sus arenas,

sus cavernas.

Un yo preguntando estupideces sin entender el antes o el todo,

un vos, vaya uno a saber,

quizás destejiendo laberintos,

como una Penélope ebria que nada entendió,

esperando encontrar el puto dragón,

el que nos hizo humo y te fulminó la mirada,

para reclamar un: por qué, algo,

algún indicio de historia que te diga que no estas muerta entre la piel y los huesos.

Silencio y sigilo que aceptamos

en vez de haber gritado:

¡la puta madre que lo parió!

y haberlo intentado otra vez.

T867 DESESPERACIÓN

T867  DESESPERACIÓN

                                                                 "No se por qué, dedicado al poeta: Cesar León Vargas"

Con esta urgencia de llegar a ningún lado.

Con la noche que atropella sin tregua.

Con los bares al acecho de cualquier esquina.

Con la lengua torpe aún enredada en el vino.

Con los pies mareados de tanto recorrer prostíbulos.

Con la conciencia a media asta, la camisa afuera y los ojos desentendidos,

sobre esta mesa, lejos del chiquero, abro mi pecho y escribo.

Uno a uno caen los versos,

uno a uno, también, vuelan mis pájaros y los murciélagos tras tus ojos de disimulado cielo.

Uno a uno hago casi veinte poemas y otra canción no muy desesperada;

me siento Neruda, desnudo y con frío.

Pero te amo, y ese es el motivo.

Y de uno a uno paso los veinte

y más de cuatro canciones

y hasta un cuento escribo

y me siento ser un montón más de Nerudas,

algún Rubén Darío, casi Lima quintana tirando a un Benedetti revolucionario.

Al fin me pierdo entre los higos del paraíso,

beso tus senos

y sueño con la lujuria de tu sexo enloquecido,

amándote.

Me encuentra la madrugada con sus primeros gritos,

acurrucado en un rincón como deplorable miseria humana,

semidesnudo, vomitado, temblando de frío,

montones de papeles arrugados y desperdigados por el piso,

que por ahí se puede leer: "canción setenta y dos" o "poema noventa y nueve";

con un despertador que a los alaridos me perfora la cabeza

para que vaya a la oficina de la biblioteca, a mi trabajo.

Recuerdo entonces: que es Martes, que se me hace tarde

y que alguna vez amé con la puta desesperación de un poeta

T868 Mirada (patética)

T868 Mirada  (patética)

una mirada convexa

casi de pirámide

siento que se clava en mi espalda

-quizás la muerte me este mirando- pienso

hace rato que voy y vengo

desde una madrugada a otra

por ahí entro en la noche

por ahí en una tarde o en un ocaso

a veces en el rocío

divago en mi deambular

con inventos elocuentes

                                            berborrágico

justificándome la existencia

la existencia

hace mucho que no siento la vida

estoy ausente de mis manos

de mis ojos

lejos de la piel

                          los olores

                                            los abrazos

sólo caigo en la palabra

en los textos de los versos

donde me dibujo

como si estuviera frente a la cara pálida de un espejo

y así

          a veces

                        sólo a veces

creo que siento que soy

que la vida me duele

pero cuando abollo la hoja

y al poema lo dejo hecho una arruga inconfesable

como esa fotografía

que nunca más quieres ver

vuelvo a ser la imagen sin rostro

el silencio que se mueve

la nada misantrópica

letal y aburrida

dije –quizás la muerte me este mirando-

(iluso por desesperado)

                -no hay milagros hermano-

sólo la misma larga espera

ese invierno del alma donde la nieve llora

T859 DECIDOR DE PÁJAROS (tres variaciones tres en un poema)

T859   DECIDOR DE PÁJAROS (tres variaciones tres en un poema)

                                      (I)

partiremos la piedra

en el filo estático de la noche

donde se hacen polvo las miradas

donde el silencio se abre en una herida de palabra

partiremos la piedra    

                                          muchachos

a puro golpe de pájaros

de pájaros y abrazos

                                      (II)

partiremos bala y fusil

en el límite de lo incierto

al deshojar la madrugada

donde se hacen arena las estrellas

donde la estampida se diluye entre los sapos y las piedras

partiremos bala y fusil

                                             compañeros

a puro golpe de pájaros

de pájaros y obreros

                                        (III)

partiremos la muerte

en la arista más nocturna de la huesa

umbral de olvido

donde se hace vigilia las sombra

donde las bocas se copulan para no gritar

donde el vino ahoga el sueño y una mujer flota en el vaso

partiremos la muerte

a golpes de puro pájaro

                                             -amigos-

de puro pájaro y poetas

T 850 Lluvia tormenta

T 850  Lluvia tormenta

Llueve

agitada el agua golpea el patio

rencorosa rezonga con voz oscura y frenético fervor

algo está furioso, el tiempo

ese afuera, el aire

lo que sea está tremendamente furioso conmigo

con mi patio y mi casa

algo pasa en el trémulo universo de mis ojos que no comprendo

La escucho

una y otra vez los rugidos se suceden

alaridos de ultra tumba

vientos empacados que corcovean sobre las ramas

sobre los nardos y el molino

sin retacear destrucción, sin miramiento alguno

y más agua y más y más...

Y más bélica y violenta se descarga sobre nosotros

sobre las tejas

sobre los ojos, los brazos y el patio

hasta sobre el alma que se nos está ahogando por tanta impiedad

No tengo miedo

lástima, tristeza quizás

tanto alboroto

tanta energía lanzada sin compasión

tanto ahínco para nada

Pánico, terror quiere de mi?

la muerte, que suplique?

me castiga, castiga mi casa, mis árboles, mis perros, mis gatos?

acaso quiere que cambie, que deje de ser quien soy?

no! no hay súplica ni pánico ni terror ni cambio

nada puedo cambiar ni en mi ni en la tormenta

ella es atroz y yo quien soy

Nada puedo hacer

debo seguir mi sombra

dejar atrás hecatombes y este loco cosmos enardecido

y a esos dioses no suplicados

esos que tan enojados se los ve y que me padecen

Seguir

seguir este Abril como se sigue la palabra

como otro capítulo de esta novela barata

como la línea entumecida del destino

despojándome, tal vez, de esta piel sucia, manchada de grises historias

como poeta al que perturbe su huesa y siguió

como aves que aguantaron la metralla del fusil

como sencillo escriba (que creo ser)

como decidor de pájaros y otros  importantes menesteres

como el que soy

Seguir, te decía

simplemente seguir atravesando las tormentas hasta llegar al claro

que quiero ver

ver nuevamente, quizás algún día, tus ojos calmos

tus dientes blancos amenazando una sonrisa

tu piel oliendo a poleo, albaca y sal

cerca, más cerca, nada más
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T 834 C aras, contracara, conciencia y fín

T 834  C aras, contracara, conciencia y fín

("quizás el suicidio sea lo único que detiene los caprichos de la muerte")

                                                                                             Sacanueces

CARA

... en este atolladero, donde el atasco es un verdugo impaciente,

me encuentro...

Los pájaros se secan de uno en uno en la espera,

ni tus ojos ni tus manos están,

no hay coloquio frente a la piedra y a la bala,

sólo zumbidos y después la orfandad.

Quizás es tiempo de romper el sonido por última vez

y dejar que me carcoman los ojos el vacío

y tener un agujero en cada lado de mi cabeza,

no esperar más de vos ni de nadie,

no esperar de mi,

encontrar, tal vez, la benevolencia del verdugo

y que sea rápido y eficaz,

que no le tiemblen las manos como a mi las piernas al tener que seguir,

que no vacile ni se compadezca,

que ya nada merezco lejos de vos (platillo del olvido),

hastiado de mí,

vencido.

CONTRACARA

... en este atolladero, te decía...

Con ese verdugo enorme que me tapa y entorpece,

con esa sombra que desalienta,

con esa piedad de retenerte y contener el plomo,

con esa crueldad de intentarlo todo,

de atascarte con ruidosos golpes,

de asustarte más y más,

para que te vayas y no regreses,

que no es tu día,

que no es tu muerte.

SEGUNDA CARA

... en esto que ya es fondeadero...

Donde la luz es tenue,

donde se acaba lentamente,

donde me siento cansado,

donde no puedo,

donde tampoco quiero.

CONCIENCIA ENTRE CARAS, CONTRA CARA Y FIN

Acá, exactamente acá,

donde el viento puede arrasar mis tréboles,

trémulos sentimientos infectados de inocencia.

Acá, en este borde de lo finito,

del barco, la mar y lo profundo,

del dolor amasado con lluvia y bilis,

donde mis dedos no te alcanzan,

donde todo es un alarido largo, extenso,

como la misma memoria lo permite,

donde el niño se ahoga entre las arrugas de la piel agotada.

(FIN)Acá te decía,

en el temblor de los dientes que muerden el hueso,

acá, a la intemperie,

con este olor de alma desesperada,

es desde donde brota la sangre del poeta (manantial utópico de centauros y pegasus),

de quien necesita empecinadamente vivir a pesar de todo

y llorar sobre el hombro blando de una amiga,

que como muralla lo pueda contener.

T 832 Dios vetusto

T 832   Dios vetusto

 Manzanas verdes de sus ramas cuelgan,

un pájaro que sobrevuela del aire cuelga

y cuelga un puente sobre el río Hou

y un beso de mi boca

y de la espera la tuya con ansiedad.

 Cuelga sobre la cabeza la espada

y el ahorcado de la soga,

de las orejas los aros, del piolín la plomada

y del anzuelo el pescado.

 En la lluvia de Abril, de las nubes las gotas cuelgan,

las mismas nubes de las estrellas

y las estrellas de los sueños cuando te pienso

y el pensarte de mi alma

y ella de un cuento que te escribiré. 

Así es, todo de algo cuelga,

cuelgan las palabras de mi pluma al escribir,

de los ojos mis lágrimas,

del destino mi vida cuelga,

el horizonte de una bandada de pájaros blancos.

 Cuelga mi vida del destino,

 mencioné y él es la marioneta trasparente

que cuelga indefensa de los mágicos hilos

que caprichosamente mueve la muerte divirtiéndose

y ella, la muerte, de mi nefasta imaginación cuelga también

(como un dios vetusto, casi oxidado, imposible de adorar)

T823 Entero

T823 Entero

   Entera es el alma que te he dado, que te doy, y esos ojos de pájaros que desde los cielos te ven, y ese balcón abierto sobre el abismo, al aire puro y a la libertad.   

 Entera es la sangre que vertí, que te daré y te di, fuego y rebelión, el más profundo de los juramentos, hasta la muerte por vos; el más profundo de los sentimientos, morir con vos.  

  Entera es el agua que dejé sobre tu falda, que quizás te deje; gotas del pecho exprimido, dolor de noches sin dormir, dolor por tu dolor de agostos, por tu invierno sombrío, por esas tumbas que habitaste,  las que llore; me llore en huesas habitándote, una y otra vez, ante la mansedumbre del silencio siniestro de los más antiguos dioses.  

  Entera es la palabra que escuchaste, que escuchas, que escucharás.

Todos los códigos mágicos de los ángeles y las musas, la imaginación volátil del escriba, los sueños del hombre, los tormentos del poeta, los epitafios del amigo, la alegría del amigo, el amigo.  

      Enteros los abrazos, gigantes tentáculos que te protegían , casa, caverna, nido, que te protegen, que te protegerán; enteros, muy enteros.   

Y la voz también entera, más entera que nunca, alentándote en cada desafío, apaciguando las incertidumbres con canciones de cuna, abriendo las estrellas para que escuches la noche y sobre sus brazos dormir sin temor por la muerte.

 La voz sin eco, la voz que se te entreteje en las entrañas, como se entreteje la mañana temprano en un bosque de álamos entre silbidos y rumores de holgazanes pájaros.   

   Entero es el silencio, el oído quieto, la mirada atenta, como tantos abriles haya suspendidos en el tiempo; el aire que contengo, el universo que encierro en la palma de cada mano; es, será y fue para vos; todo para vos.    (Hablé de entero y quiero testificar ante la piedra azul de la conciencia, ante la tierra, el agua y el barro, ante tus ojos que me miran, ante estos montes que me escuchan,  que me significa: es un algo, ese algo en su totalidad; no puede ser ni más ni menos, sólo lo que es y es un universo que abarca todo lo que a él le concierna. No se si bueno, no se si malo, pero genuino y total.)  

   Entero estoy y entero te quiero y reclamo a los vientos de los otoños enteros, tu entereza, amiga mía, amiga del alma, amiga entera.   

No se, no se si podrías darme tal entereza, no porque no la tengas, quizás porque no puedas, comprendo. Pero me bastaría que tus ojos me miren con la simpleza de tu espíritu, con su inocencia.

Con la transparencia de tu alma, con la tristeza, también y por qué no, de la mirada de un pájaro en su último vuelo, con la alegría del primer sol sobre el rocío, muy temprano, muy temprano, cuando se despierta. No se... no se, me conformaría solamente con tu sonrisa.

 Si, con eso sólo bastaría, con eso, con eso. Y echarnos a volar.       

T 826 Olor

T 826 Olor

Quítame ese olor a espera,

a sombra,a frío y muerte que me martiriza el alma.

 Quítame esos sonidos lastimosos que me mantienen ausente,

abridme el pecho,que vuelen los versos,

 que el poeta ya es piedra en los brazos del aire,

que reposa en su tumba de barro entre los dientes de la tierra.

 ¡¿Qué me he hecho,para que sangren de mis ojos

flores negras y blancos epitafios

y flote ciego en el vacío, casi a la deriva,

mendigando,y cavilando dude de la veracidad de mi existencia?

! Quítame ese olor,desincrústame de la memoria silente,

la que me vio llorar frente al espejo hueco,

donde lloraba, también, mi fantasma aterrado.

 Déjame niño,vértigo, inocencia y asombro,

ya desnudo de esa piel agotada de olor a sombra,

 ya a la intemperie del llanto, sácame de la huesa y abrázame

,sólo abrázame y hazme creer que aún no he muerto,

que estoy en tu recuerdo, que soy uno de esos pájaros

que aún agitados te habitan y besa el aire como si fuera mi frente

y no llores, no ahuyentes a los dioses,

 en nombre de los dos.  

T 828 Quizas cien años junto a vos

T 828 Quizas cien años junto a vos

(... no creo ya en esta prisa,

esta vorágine de ser ni aquella sangre que todo lo revoluciona

y se dispara por mis venas ni en esta sed inacabable,

esa ansiedad del no regreso,

ese ir constante hacia la vida......no creo ya en los cambios de mi destino

 que por segundo ejecute ni en ese amplio espectro de tantos horizontes

ni en el orden ni el desorden ni en los mares de muchos nombres

 ni sus inagotables distancias ni en sus muchos puertos en olvido y barcos amarillos encallados hasta el tuétano...)   

 Ahora siento que las siestas deben ser más largas, en el levantarse más tarde,

en ir a hacer las compras de tu mano todos los días,

como si siempre fuera Domingo,

en acompañar el atardecer en su ocaso,

con unos mates cortos o con los pies apenas metidos en el agua, de algún mar o de un pequeño río perdido en las montañas de alguna lejanía,

 con nuestras miradas clavadas, diciéndonos todas esas cosas que ya no hace falta hablar, pero tanto decirlas.   

   Ahora creo, decía, que por fin estamos juntos ,

sobre la misma huella, con la misma vitalidad, la de los sueños,

con los pájaros multiplicados de a montones,

esperando, sencillamente, que a la hora que la muerte venga, nos encuentre aún abrazados.  

  Ahora siento, amiga mía, que cien años son una pavada

si podemos caminarlos juntos.

T747 HOY ME DIÓ VÉRTIGO LA ETERNIDAD

T747 HOY ME DIÓ VÉRTIGO LA ETERNIDAD

 Sobre la espalda un ramo de crudos inviernos, florecen, se hace larga la noche y ese conjuro de albatros y mares sin playas me asusta. Hoy me dio vértigo la eternidad. Si he de morir, que sea transitoriamente y acá sobre este suelo y que esta misma tierra me contenga y me cobije entre sus brazos húmedos. Como te dije, me da vértigo la eternidad y terror lo definitivo. Sobre la espalda un ramo seco de desiertos se resquebraja, pierdo el sentido, el tiempo se desvanece a pesar que intenta aferrarse a los espejos. No es a mi a quién muestra, son caricaturas o caretas donde se emperifolla, donde se maquilla el vacío para la próxima muerte. Muerte, tiempo y espejos difusos, años, tropel de asustados caballos con que atropella la conciencia. Y un sereno lago con dos cisnes divagando, es mi alma de poeta. El niño niño, el que muere, que no es eterno, el que no ha muerto, el que se escapa de los relojes, el del límite ilimitado del infinito, el universo del otro universo, quizás yo. Toda la idea infinita y perenne, como el instante y la lágrima. Sobre la espalda te decía, suceden tantas cosasy yo, yo que no las puedo ver... ¡Me da vértigo la eternidad!

T744 SE HAN SOLTADO

T744 SE HAN SOLTADO

  Un puñado de pájaros, llamaradas de plumas que me incendian el alma, se han soltado de mis ojos. 

He perdido el rastro, como un buey viejo y ciego, las luciérnagas que jugaban al destino se han secado entre olvidos y flacos inviernos.

 Cruento es encontrarnos mirándonos entre los ojos y los postigos cerrados.

 Figuritas de papel, escapados de un cuaderno atiborrado de estupideces, donde la vida fue escribiendo capítulos de una barata novela de amor, fuimos. 

El silencio quebró las rodillas, ¿te acordás?,y el grito que nadie contestó, como un sable mellado tajeó el aire. 

Y vos y yo nos desparramamos desangrándonos en tiempo y dolor y nos dimos la espalda.

 A pesar de tanto todo, de tantos alaridos ahogados, de tanto olvido clavado a presión,

 a pesar de estar todo amurallado:  

un puñado de pájaros, te decía, se han soltado de mis ojos…      ¡qué lo parió, como te extraño, carajo!  

T731 OJOS DE MADRE

T731 OJOS DE MADRE    ¿En qué confín del universo las estrellas callan sus ojos?/ ¿sobre qué témpanos suenan las trompetas de los arcángeles?/¿por qué juntan agua sucia las esquinas?/ ¿por qué caminan bamboleando las caderas esas mujeres?/ ¿por qué son reinas sin reinos, esas mismas mujeres?/ ¿por qué son tan baratas las putas?   ¿En qué confín las estrellas callan sus bocas para no pronunciarles el nombre, para que nos se les asome una luna, para que no sueñen ni amen, ni conozcan un Domingo bajo el sol?   ¿Sobre que témpano suenan esas trompetas de miedo, los bronces que llaman a los héroes, a los reyes por sus reinas, los que las salven por un instante con las eternas baratijas?   ¿Por qué juntan agua sucia las esquinas de las putas?/ siquiera sirviera para que les laváramos los pies como la María Magdalena se los lavó al Cristo de la cruz.   A cada pregunta una gota más al la soledad de los océanos/ otro silencio que empedra la calle desierta/ y vos y yo que pasamos tantas veces gastando hasta lo inconcebible los zapatos y el alma/ por esas calles/ por aquellas esquinas/ denunciamos en la palabra la impotencia y lo irremediable frente al destino.   Y vos y yo, decía, absurdos poetas de cuarta/ cajoneamos el dolor escondiéndonos tras el vino/ pero ebrios se los gritamos a las calles vacías/ apoyándonos en las farolas de alguna de aquellas esquinas.   Las putas nos bendicen con la tristeza incrustada en sus miradas/ y nos llevan/ y nos tiran sobre un catre/ y se quedan cuidándonos con los ojos despiertos/ con la mirada atenta y profunda de una buena madre.  

T732 FALSOS HISTORIADORES

T732 FALSOS HISTORIADORES

 

   Tanta historia que no menciona la ilustre historia.   De esos tantos generales que se escondían en la trinchera de entre sus piernas,donde les ganaban batallas, ya perdidas, a golpes y empujando, jadeando como chanchos civilizados, a punta de fusiles, con el filo de la muerte en sus cuellos o en sus sienes.   De esos tantos senadores eximios de labia universal y dignísimos diputados de lengua de punta en blanco, que vendieron sus votos en los recónditos jugos, de las urnas entre sus piernas, donde las llenaron de semen con promesas de papel y carbón o de algún puesto fuera del cabaret.   De tantos curas, vicarios, monseñores y sacristanes, que las confesaron piernas abiertas y empujaron su perdón vagina adentro y santificaron la violación de la inocencia consensuada en cielos lejanos.   De esos tantos ricachones que les llenaron el cofre hasta irritarles el clítoris con el vil metal, que las hicieron putas en plena pubertad.   De esos otros tantos doctores de triple apellido y ninguna consideración, con dientes de oro y monóculo de plata, que les transitaron entre las piernas, billetes en mano, en busca de un eterno amor, por fin carnal, prometiéndoles, el: -ya me estoy por divorciar-.   De esos tantos simples, brutos pervertidos, que las ponen en vidriera con precio expuesto bajo el calzón, hija, hija de la hija, hijastra de mala condición, para que ayuden en la casa mientras se ahogan en cigarros baratos y alcohol.   Tanta historia que no menciona la ilustre, que mencionamos nosotros, los tantos poetas, los acérrimos transeúntes, los que quebramos la noche bar a bar; las putas que mencionamos, decía, de ellas trato de hablar. De tantas mujeres, que por que necesitan o quieren o no pueden otra cosa, o por lo negro del destino, del destino renegrido...   De esas tantas, las que abren las piernas, casi sin pensar, que cambian historias, casi sin querer, que inventan próceres, casi sin darse cuenta, que dieron placeres, con el estómago vacío, por obligación comercial, casi como cumpliendo con el deber a la patria como debe ser.   De tantas mujeres, de esas tantas, de las que vos y yo hemos visto en las calles desiertas, en las empedradas de tristezas y malos olores; de esas enormes mujeres que después de enjuagarse los humores lujuriosos vuelven a sus casas por las madrugadas y alguien les dice: -mamá-...   De esas tantas mujeres, grandes mujeres con palabras mayores, de grandes historias, de la puta historia de las putas, la de que la ilustre no menciona, es que quería hablar...   Pero no puedo, no tengo altura moral ni espiritual para hacerlo, sin herir y blasfemar a esta sociedad de hipócritas y falsos historiadores.       

T726 HIJA, NIÑA Y YO

T726 HIJA, NIÑA Y YO

   fuerte galope resonó en la boca oscura de la montaña/ no era un tropel de blancos pegasus/ era el Gateado, caballo de viento, apurado por encontrarse con la luna   ella saltó las crestas empedradas/ y en el terciopelo de la pampita/ en el bajo  de la quebrada se encontraron   era la cita a la que no podían fallar    él se acostó mirándola fijamente/ ella lo envolvió de caricias/ se amaron toda la noche/ adolescentes irrepetibles/ se amaron más allá de la misma muerte   no resistieron más/ en la madrugada partieron   la niña lo encontró recién entrado en la muerte/ no lloró/ en sus ojos pudo ver la luna, aún, brillando/ hablando de amor   enterramos el cuerpo ya entrada la mañana/la luna latía bajo sus párpados/ bajo un sol de pájaros y muchos te quiero/como a un viejo amigo que decidió partir   disimulamos el agua que rebelde de los ojos escapaba/ la hija, la niña y yo   él seguirá con su luna/ traviesos adolescentes/ ya sin prisa/ detrás de las montañas/ enamorados para siempre